La épica jugada para conseguir una entrada del Suramericano

Venezuela parece destinada a hacer cola hasta para el entretenimiento. El conjunto de personas que quiere ver a La Vinotinto campeona de América debe librar una verdadera batalla contra la incertidumbre y la ansiedad, dos factores que han opacado el espectáculo que desde el 26 de junio se ha instalado en el Poliedro de Caracas: el Suramericano de Baloncesto 2016.

El ministro para el Deporte, Mervin Maldonado, había anunciado semanas previas al torneo que el acceso para el público general sería gratuito, un verdadero manjar para todo fanático de la disciplina por tratarse de la oportunidad de ver jugar a las 10 selecciones de la región en un solo día. Sin embargo, en bandeja de plata no la tiene el venezolano que se acerca al recinto ubicado en la parroquia Coche, porque conseguir un boleto puede ser tan intenso como un verdadero juego desde el tabloncillo.

Primer cuarto

Corre el reloj del lunes a las 3:00 pm. El camino es corto si se va en carro. Desde la entrada al complejo de La Rinconada, varios racimos de uniformados con chalecos fluorescentes le ponen color en cada acera. Grupos de aproximadamente cinco funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) se dividen por el camino que conduce al Poliedro. El destino es inconfundible: una catedral de figuras geométricas adornada con pancartas amarillas que lo identifican como sede del evento. Sin embargo, la información para el recién llegado cambia de acuerdo con el uniformado al que se le pregunte.

Mientras se juega el Brasil-Ecuador, segundo partido de la jornada, la entrada al estacionamiento (el único identificado con un cartel) está cerrada por mandato técnico. «El viceministro Mimou dio la orden de que no dejara pasar a más nadie», explica un custodio a un conductor que se acerca en su carro. «Hay acceso pero no puede entrar», precisa otro funcionario de seguridad. ¡Primer tapón para la visita!

Segundo cuarto

Los visitantes asumen que otra entrada al recinto es la reja que abren y cierran otros empleados de seguridad, justo al frente de las taquillas. Los rebotados del carro también se acercan al lugar, donde se agrupa una docena de personas para escuchar lo que parece ser un anuncio oficial: «Ya no quedan entradas para el juego de Venezuela», informa un hombre del otro lado de la reja mientras come un pepito. «Si quieren entrar a los otros juegos, pasan por allá y les explican a ellos», continúa y señala la puerta que está en el estacionamiento. El boletín informativo responde la duda de los asistentes: «Mañana como a las 8 de la mañana hacen su cola y se entrega una sola entrada por persona con cédula en mano». Los que que custodian el Poliedro parecen ser una defensa impenetrable. El asalto al perímetro queda para otra ofensiva. Se cumplen las 3:30 pm. Suena la chicharra. 


… Descanso … 

Los ánimos de los infortunados que se acercaron a presenciar el Suramericano se nutren de la polémica que empieza a sacudir las redes sociales. Las denuncias de reventa de boletos y el acceso limitado a ellos salen en Twitter cuando la televisión muestra los vacíos en las tribunas durante el partido Venezuela-Paraguay, un encuentro que cuatro horas antes pintaba para un lleno total porque supuestamente no quedaba ni un asiento para regalar.

Yo llegue como a las 2 pm x supuesto no habían entradas y de paso no me dejaron entrar a ver el brasil ecuador https://twitter.com/Danko_F/status/747516490962829312 

Y entonces, ¿la entrada al Sudamericano en el poliedro es o no es gratuita? https://twitter.com/mcjems27/status/747436272726212608 

hoy fui al poliedro a ver el sudamericano y resulta q s gratis si estas enchufado, q tal ? bueno solo dieron 300 entradas, los demas jodanse

buenas noches que paso xq jon cox no esta en el sudamericano?? De paso están vendiendo las entradas en 2500 bs

(Poliedro de Caracas) Un desastre TOTAL hubo reventa de entradas POR AHÍ a 1500 bs no esta muy ordenado como lo pintan

No se termina de llenar El Poliedro será por la confusión de ayer que dijeron que las entradas las tenían los ministerios.

Tercer cuarto 

La revancha de los excluidos inicia el martes a las 8:00 am, como habían advertido. El primer grupo de personas en llegar se concentra en la entrada central pero después es movido a la puerta del estacionamiento, donde la promesa de apertura es incierta. «No sé, compa. Tiene que preguntar a los que están allá», dice un comerciante del lado de adentro a los recién llegados. Pasa una hora de espera. Un vendedor de cepillado estaciona su carrito al frente de la entrada, un bebé se come la arepa que le trajo su mamá envuelta en aluminio, un adulto repite la escena 20 puestos más atrás, tres señores piden que cuiden su lugar mientras van por un café, otro señor lee el periódico que acaba de comprar y algunos más se distraen jugando con su celular. Ya son más de 200 personas en la fila. «Ayer a las 10 había entrada. Ya son las 11 y no han dado nada. ¿Cuánto hay que esperar?», grita un hombre que va y viene. «No estoy autorizado para dar esa información», repiten por igual policías, personal de seguridad y guardias nacionales que se concentran puertas adentro.

Cae el primer rayo de sol y con él aumentan los rumores que calientan a la gente: «Ahora y que las van a repartir a las 2:00 pm. ¡Ta` bien pues!», critica un muchacho, mientras una mujer sostiene que es una burla que la tengan haciendo cola: «Para pasar roncha para entretenerme, prefiero pasar roncha para comprar comida». Son las 11:30. Llegan tres autobuses, una detrás del otro, cargados con estudiantes de primaria, quienes inauguran el paso hacia el recinto, más atrás les siguen las cientos de personas que aguardaban desde temprano. ¡Adentro! Primer punto para los visitantes. 


Cuarto cuarto 

Efectivos de seguridad, PNB y hasta guardias nacionales vigilan con sus ojos el desfile de quienes se dirigen al primer punto de control, donde se encuentra un máquina detectora de metales que repele todo lo que no puede pasar. Por si este sistema falla, existe otro justo antes de las escaleras que conducen hasta la taquilla de la planta superior. Allí no hay consideraciones. «Hermano, si por mí fuera, te dejara pasar. Pero son reglas FIBA», explica un muchacho de seguridad identificado con su camiseta naranja y con un detector de metales pero manual. La advertencia le costó un llavero a un niño, un paragua a una señora y un yesquero a un señor. Otra de las aclaratorias de los de seguridad es que no se hacen responsables por los objetos potencialmente peligrosos que obligan a tirar en una bolsa de basura negra. «¡Sí, claroo! ¡Ya te la voy a dejar!», suelta con una carcajada irónica una mujer que se niega a entregar su cartera y se marcha.

Después de cumplir con la ley, que «es igual para todos», como repite la supervisora del grupo naranja mientras come un perro caliente, se puede seguir en ascenso escalón por escalón hasta la taquilla. Frente a ella primero se entrega la cédula de identidad y después se espera el llamado del triunfo. «Félix», grita un policía, me entrega mi documento personal y con él mi entrada gratuita. Así culmina la travesía y gano el derecho a ver los dos partidos que cierran la jornada de hoy, Paraguay-Brasil y Venezuela-Bolivia.¡Largooo… de tres! !Triple! Y se termina el partido.


Nota publicada en Ovación Deportes

Las casualidades no son Vinotinto

Como es recurrente en este lugar, Valeria esperaba el vuelo en el que llegaba su primo y Gerardo vino a recibir a su tía. Pero este lunes el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, en Maiquetía, tuvo unos invitados de interés nacional. «¿A quién esperan?» «¿Quién va a venir?», preguntaban los curiosos que veían cómo el pasillo de desembarque se llenaba progresivamente de medios de comunicación. Pocos se creían que por esa puerta cruzaría La Vinotinto. Sí. Mejor dicho: las Vinotinto.

La escena estaba armada para darle la bienvenida a los venezolanos que dejaron su sello en Estados Unidos, pero sus compatriotas que estaban en el otro continente se presentaron primero: la selección de baloncesto arribó de España casi al mismo tiempo que la de fútbol, una «pequeña casualidad» que evidenció la espontaneidad de los organizadores y puso en el mismo escenario a dos batallones vinotintos. Pesada tarea tuvo el hombre encargado de lidiar con la euforia de la prensa mientras un grupo de tamboreros armaba la fiesta y agitaba a los presentes.

El “tikitá tikitá” de los cueros sonaba sin importar quiénes serían los homenajeados. Los intérpretes de este ritmo musical vinieron a tocarle a La Vinotinto, no importaba si esta colgaba un balón desde el perímetro o lo mandaba a guardar entre los tres palos. Pero lo que sí era cierto es que el repique de los tambores sonaba tan sabroso como el grito nacional del gol que anotó Salomón Rondón contra Uruguay para la clasificación a cuartos de final y como los aplausos que recibieron los “Héroes de México” aquel septiembre de 2015, cuando en este mismo lugar José Vargas cruzó la puerta mecánica de la aduana con el trofeo de campeones de América en sus manos.

Casualmente, el propio Vargas encabezó este lunes el grupo de basquetbolistas que llegó de una intensa preparación en España. Aunque esta vez el capitán apareció con las manos vacías, el objetivo inmediato está claro: revalidar el Campeonato Sudamericano, que se jugará entre el 26 de junio y 2 de julio en el Poliedro de Caracas. “Queremos ganar y celebrar con nuestras gente”, sostuvo el capitán de la selección ante los micrófonos de El Nacional.  


Entre pitos, banderas tricolores y gritos de emoción, Windi Graterol, Gregory Echenique y David Cubillán también dejaron varias postales en un regreso triunfal que espera vaticinar un desempeño igual al del torneo que hace cuatro años ganaron en suelo venezolano, en Margarita. “Que siga brillando esta generación de oro” fue el mensaje que dejó el ministro para el Deporte, Mervin Maldonado, quien acompañó a los atletas en su llegada a Maiquetía pasadas las siete de la noche.

Ya cumplidas las ocho horas y con la mitad del público que alentó en el recibimiento del equipo de baloncesto, los gritos y el estruendo de los tambores repitieron el libreto para recibir a la otra Vinotinto. Otra vez el ministro Maldonado, ahora con nuevo atuendo, salió de la puerta de desembarque acompañado del técnico Rafael Dudamel y el futbolista Wilker Ángel. La escenografía con pancartas de “Vamos a Río 2016” y la bandera nacional se mantuvo igual para recibir a parte del equipo que se despidió en cuartos de final de la Copa América Centenario luego de clasificar invicto y con su mejor registro histórico en una fase de grupos (7 puntos).

A la selección que mantuvo en vela a todo el país desde el 5 de junio también le salió una ovación, más modesta pero merecida al fin. Josef Martínez, Rómulo Otero, Yhonathan Del Valle, Arquímedes Figuera y Alexánder González regresaron de Estados Unidos también con las manos vacías pero con la satisfacción de haber recobrado la confianza de toda Venezuela y de ellos mismos. Como dijo el propio Dudamel en Maiquetìa: “Los resultados parecieran milagrosos, pero esto no fue obra de la casualidad”.

Nota publicada en El Nacional